jueves, 15 de mayo de 2014

Resanando al Cochinito

Chocoaventura por Rana Existencial en 14:12

Sanear nuestra salud económica no es cuestión de magia, no hay una varita para lograrlo porque ni ganar  la lotería sirve si esos millones los gastamos sin invertirlos. En realidad se trata de disciplina y constancia propia. Como un Doctor, que puede dar consejos, recetas, apoyo,  al final depende enteramente de cada quien seguir o no las recomendaciones.

Voy a ennumerar unos cuantos pasitos que a mí me han servido mucho. May the force be with you.

Paso 1: Identificar Ingresos y Egresos

¿Por qué es el primer paso? Simplemente porque la mayoría gasta mucho más de lo que gana y ni se da cuenta de ello hasta que el agua está muy por arriba del cuello.

Vamos a ser muy realistas, casi todos sabemos cuánto ganamos, tenemos bastante identificadas cuáles son nuestras fuentes de ingreso pues suelen ser muy pocas. Sin embargo, pocos ponemos atención en todos los lugares e idioteces en los que se nos va la lana.

Para empezar a sanear nuestra economía, es vital saber en qué se nos va el dinero, ya que es imposible controlar algo que no se ve.

Mi recomendación: empezar con una libretita chiquita, una que quepa en la bolsa o el bolsillo e ir anotando todos los gastos  e ingresos diariamente. Repito: TODOS LOS GASTOS E INGRESOS. Sí, desde los $2 al limpiaparabrisas, los $5 del viene – viene y los $2,500 de la cuenta del bar de anoche.  TODOS.

Lo digo honestamente, hábito que no se ve, hábito que no se puede modificar.


Paso 2: Determina qué gastos son innecesarios

Esa libretita en la que anotamos cada dato es un listado de “hábitos de consumo.”Un historial  de qué hemos consumido durante un día, semana, mes, año, etc. Ahora que ya tienes un registro de tus hábitos de consumo, revísalo semanalmente, pregúntate:

¿En qué gasté esta semana?
¿Qué gastos son verdaderamente necesarios?
¿Cuáles se pueden eliminar, reducir, sustituir? 
Estos últimos trata de eliminarlos o reducirlos la siguiente semana; ese es tu objetivo.

Por ejemplo, puedes encontrar que diario, incluso fines, gastas $55 en capuchinos fríos incluyendo la propina. Estos $55 diarios son en realidad $1,650 al mes ¡en café!, cuando un kilo de café no cuesta más de $200. Si decides que no quieres quitar este caprichito de tajo, podrías optar por reducir la cantidad de cafés a la semana o simplemente cambiar de marca por una más barata.

También podrías encontrar que ambos días de todos los fines no perdonas irte de fiesta con los amigos y que en cada plan se te van $700. Estos $700 por plan son en realidad $5,600 mensuales, sin contar lo que llegara a salir entre semana o los planes más especiales que pueden ser más caros. No sé ustedes, pero yo creo que una parte de estos $5,600 podrían utilizarse en otra cosa.

Mi novio y yo descubrimos que solemos gastar $4,500 mensualmente en comidas tanto en restaurante como servicio a domicilio. Como ahorita estamos pensando en adoptar otro perro, decidimos ahorrar esta lana para poder mantenerlo.

Seré realista, es un proceso lento, pero seguro. Al final, Roma no se hizo en un solo día. Lo importante es aprender hábitos que ayuden en vez de perjudicar.


Paso 3: Haz un presupuesto que puedas seguir

Yo tengo una pequeña técnica que es un poco de Kinder, pero me ha ayudado muchísimo a mantenerme a raya ahora que me entró la locura, decidí cambiar de profesión y mis ingresos se han reducido en un 30% de lo que solían ser. Esta técnica le llamo “los sobrecitos” – recuerden, mencioné que era un poco de Kinder.

Después de tanto tiempo de estar observando y monitoreando mis gastos, tengo determinado cuánto gasto en cada concepto, despensa, carro,  celular, servicios, caprichos, Yako, salidas, emergencias, etc. Entonces, cuando llega la quincena voy al banco, saco mi dinero pues para mí es más fácil controlarlo si lo veo físicamente y sencillamente lo separo para guardarlo en el sobrecito adecuado. Me adelanto poniendo un límite físico a mi gasto de antemano.

Sonará muy sonso, pero no saben qué paro me ha hecho últimamente, me permite ver cuánto he gastado y cuánto puedo seguir gastando, cuánto sobra para aguantar el resto de la quincena. La visualización del dinero ayuda muchísimo.


Otra cosa que hago es cada que pago con la TDC, voy al sobrecito respectivo, saco el dinero para ponerlo en el que tengo destinado para pagar mi tarjeta el próximo corte. Rápido y sencillo. Así evito gastar más de lo que en realidad puedo pagar. Seamos honestos, cuando pagamos con Tarjeta de Crédito al no ver físicamente cuánto estamos gastando, se nos va muy fácilmente de las manos. Llega el corte y ¡pum!, sólo nos alcanzó para el pago mínimo. Esta es una mejor forma de ver cuánto gastamos.

Paso 4: ¡Ahorra, AHORA!

Es común que hoy en día vivamos al día. Así como llega el dinero, así se va. ¿Les cuento un secreto? Es crucial saber ahorrar. El más grande error de la mayoría es no separarlo desde el principio y esperar a que sobre algo al final de la quincena o el mes. Saben, NUNCA sobra. ¡NUUUNCA! Sin embargo, si desde el principio separamos lo que queremos ahorrar, al menos podemos pensarlo antes dos veces de gastarlo.

Es vital saber ahorrar; se trata de un hábito súper útil. Si saben ahorrar, pueden comprarse caprichos de lujo y evitar pagar intereses. Con lujo hablo de tecnología, ropa de marca o diseñador, viajes y aunque no me crean hasta carros o más. Díganme, qué es más caro: un automóvil de contado sin intereses o un automóvil en financiamiento más los $30,000 que suelen costar los intereses. Do the maths.

Salgan del círculo vicioso: No invertimos porque no tenemos dinero excedente, no tenemos dinero excedente porque no sabemos ahorrar. Además cuando se suscita una verdadera emergencia, la única solución a la que podemos recurrir es pedir prestado. Dinero prestado cuesta dinero (por eso los bancos son tan buenos negocios).

Cuesta disciplina y fuerza de voluntad, pero se puede.


Paso 5: Buscar dónde invertir este pequeño ahorro.

Tal vez en un inicio este ahorro será de $100, tal vez menos, tal vez nos costará varios intentos de no gastarlo, dejar de gastarlo. No obstante, el lograrlo una vez, es la antesala para lograrlo una segunda. Además si lo dejamos irse acumulando gracias a la fenomenal fuerza de voluntad que habremos desarrollado, puede hacerse un pequeño capital que podría ser invertido.

¿Dónde podríamos invertir este pequeñito capital? Pues hay diversos instrumentos financieros: cuenta de ahorro, de inversión, seguro de vida, de inversión o incluso en un pequeño negocito.

Yo en lo personal, recomiendo más lo del seguro de vida, de inversión o el negocito que los dos anteriores, pues por experiencia propia sé que estas dos dan 2 cacahuates en lugar de intereses.

Si no sabemos de seguros, acérquese a mí, no soy experta pero después de 6 años en la industria sé de qué se tratan a grandes rasgos. Sobre el negocito, no se necesita establecer una gran empresa, un detallado plan de negocios. Eso es un mito, sino pregúntense como muchos de los dueños de puestos de quesadillas, jugos, tacos, etc.,  traen camioneta y pagan universidades privadas a sus hijos. El chiste es empezar y chambearle. Un negocio no lo hace una marca.




Sé que suena más fácil de lo que en realidad es. Sé que se trata de mucho trabajo, pero no es imposible. Todos los hábitos se pueden modificar con un poco de disciplina. Sin embargo, ya depende de cada uno si lo llevamos a cabo o no. Paso a pasito todo se puede.




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