Sanear nuestra salud económica no es cuestión de magia, no
hay una varita para lograrlo porque ni ganar
la lotería sirve si esos millones los gastamos sin invertirlos. En
realidad se trata de disciplina y constancia propia. Como un Doctor, que puede
dar consejos, recetas, apoyo, al final
depende enteramente de cada quien seguir o no las recomendaciones.
Voy a ennumerar unos cuantos pasitos que a mí me
han servido mucho. May the force be with you.
Paso 1: Identificar Ingresos y Egresos
¿Por qué es el primer paso? Simplemente porque la mayoría
gasta mucho más de lo que gana y ni se da cuenta de ello hasta que el agua está
muy por arriba del cuello.
Vamos a ser muy realistas, casi todos sabemos cuánto
ganamos, tenemos bastante identificadas cuáles son nuestras fuentes de ingreso
pues suelen ser muy pocas. Sin embargo, pocos ponemos atención en todos los
lugares e idioteces en los que se nos va la lana.
Para empezar a sanear nuestra economía, es vital saber en
qué se nos va el dinero, ya que es imposible controlar algo que no se ve.
Mi recomendación: empezar con una libretita chiquita, una
que quepa en la bolsa o el bolsillo e ir anotando todos los gastos e ingresos diariamente. Repito: TODOS LOS
GASTOS E INGRESOS. Sí, desde los $2 al limpiaparabrisas, los $5 del viene –
viene y los $2,500 de la cuenta del bar de anoche. TODOS.
Lo digo honestamente, hábito que no se ve, hábito que no se
puede modificar.
Paso 2: Determina
qué gastos son innecesarios
Esa libretita en la que anotamos cada dato es un listado de
“hábitos de consumo.”Un historial de qué
hemos consumido durante un día, semana, mes, año, etc. Ahora que ya tienes un
registro de tus hábitos de consumo, revísalo semanalmente, pregúntate:
¿En qué gasté esta semana?
¿Qué gastos son verdaderamente necesarios?
¿Cuáles se pueden eliminar, reducir, sustituir?
Estos últimos trata de eliminarlos o reducirlos la siguiente
semana; ese es tu objetivo.
Por ejemplo, puedes encontrar que diario, incluso fines,
gastas $55 en capuchinos fríos incluyendo la propina. Estos $55 diarios son en
realidad $1,650 al mes ¡en café!, cuando un kilo de café no cuesta más de $200.
Si decides que no quieres quitar este caprichito de tajo, podrías optar por
reducir la cantidad de cafés a la semana o simplemente cambiar de marca por una
más barata.
También podrías encontrar que ambos días de todos los fines
no perdonas irte de fiesta con los amigos y que en cada plan se te van $700.
Estos $700 por plan son en realidad $5,600 mensuales, sin contar lo que llegara
a salir entre semana o los planes más especiales que pueden ser más caros. No
sé ustedes, pero yo creo que una parte de estos $5,600 podrían utilizarse en otra
cosa.
Mi novio y yo descubrimos que solemos gastar $4,500 mensualmente
en comidas tanto en restaurante como servicio a domicilio. Como ahorita estamos
pensando en adoptar otro perro, decidimos ahorrar esta lana para poder
mantenerlo.
Seré realista, es un proceso lento, pero seguro. Al final,
Roma no se hizo en un solo día. Lo importante es aprender hábitos que ayuden en
vez de perjudicar.
Paso 3: Haz un
presupuesto que puedas seguir
Yo tengo una pequeña técnica que es un poco de Kinder, pero
me ha ayudado muchísimo a mantenerme a raya ahora que me entró la locura,
decidí cambiar de profesión y mis ingresos se han reducido en un 30% de lo que
solían ser. Esta técnica le llamo “los sobrecitos” – recuerden, mencioné que
era un poco de Kinder.
Después de tanto tiempo de estar observando y monitoreando
mis gastos, tengo determinado cuánto gasto en cada concepto, despensa,
carro, celular, servicios, caprichos,
Yako, salidas, emergencias, etc. Entonces, cuando llega la quincena voy al
banco, saco mi dinero pues para mí es más fácil controlarlo si lo veo
físicamente y sencillamente lo separo para guardarlo en el sobrecito adecuado. Me
adelanto poniendo un límite físico a mi gasto de antemano.
Sonará muy sonso, pero no saben qué paro me ha hecho
últimamente, me permite ver cuánto he gastado y cuánto puedo seguir gastando,
cuánto sobra para aguantar el resto de la quincena. La visualización del dinero
ayuda muchísimo.
Otra cosa que hago es cada que pago con la TDC, voy al
sobrecito respectivo, saco el dinero para ponerlo en el que tengo destinado
para pagar mi tarjeta el próximo corte. Rápido y sencillo. Así evito gastar más
de lo que en realidad puedo pagar. Seamos honestos, cuando pagamos con Tarjeta
de Crédito al no ver físicamente cuánto estamos gastando, se nos va muy
fácilmente de las manos. Llega el corte y ¡pum!, sólo nos alcanzó para el pago
mínimo. Esta es una mejor forma de ver cuánto gastamos.
Paso 4: ¡Ahorra,
AHORA!
Es común que hoy en día vivamos al día. Así como llega el
dinero, así se va. ¿Les cuento un secreto? Es crucial saber ahorrar. El más
grande error de la mayoría es no separarlo desde el principio y esperar a que sobre
algo al final de la quincena o el mes. Saben, NUNCA sobra. ¡NUUUNCA! Sin
embargo, si desde el principio separamos lo que queremos ahorrar, al menos podemos
pensarlo antes dos veces de gastarlo.
Es vital saber ahorrar; se trata de un hábito súper útil. Si
saben ahorrar, pueden comprarse caprichos de lujo y evitar pagar intereses. Con
lujo hablo de tecnología, ropa de marca o diseñador, viajes y aunque no me
crean hasta carros o más. Díganme, qué es más caro: un automóvil de contado sin
intereses o un automóvil en financiamiento más los $30,000 que suelen costar los
intereses. Do the maths.
Salgan del círculo vicioso: No invertimos porque no tenemos
dinero excedente, no tenemos dinero excedente porque no sabemos ahorrar. Además
cuando se suscita una verdadera emergencia, la única solución a la que podemos
recurrir es pedir prestado. Dinero prestado cuesta dinero (por eso los bancos
son tan buenos negocios).
Cuesta disciplina y fuerza de voluntad, pero se puede.
Paso 5: Buscar
dónde invertir este pequeño ahorro.
Tal vez en un inicio este ahorro será de $100, tal vez
menos, tal vez nos costará varios intentos de no gastarlo, dejar de gastarlo.
No obstante, el lograrlo una vez, es la antesala para lograrlo una segunda.
Además si lo dejamos irse acumulando gracias a la fenomenal fuerza de voluntad
que habremos desarrollado, puede hacerse un pequeño capital que podría ser
invertido.
¿Dónde podríamos invertir este pequeñito capital? Pues hay
diversos instrumentos financieros: cuenta de ahorro, de inversión, seguro de vida,
de inversión o incluso en un pequeño negocito.
Yo en lo personal, recomiendo más lo del seguro de vida, de
inversión o el negocito que los dos anteriores, pues por experiencia propia sé
que estas dos dan 2 cacahuates en lugar de intereses.
Si no sabemos de seguros, acérquese a mí, no soy experta
pero después de 6 años en la industria sé de qué se tratan a grandes rasgos.
Sobre el negocito, no se necesita establecer una gran empresa, un detallado
plan de negocios. Eso es un mito, sino pregúntense como muchos de los dueños de
puestos de quesadillas, jugos, tacos, etc., traen camioneta y pagan universidades privadas
a sus hijos. El chiste es empezar y chambearle. Un negocio no lo hace una marca.
Sé que suena más fácil de lo que en realidad es. Sé que se
trata de mucho trabajo, pero no es imposible. Todos los hábitos se pueden
modificar con un poco de disciplina. Sin embargo, ya depende de cada uno si lo
llevamos a cabo o no. Paso a pasito todo se puede.
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