Díganme si miento, pero es típico, tanto
patanes como bitches tratan a sus parejas con la punta del pie y aún así, no se
les despega “su peor es nada.”
¿A qué se debe? Bueno, me imagino que algunas
personas tienen tan baja autoestima que en verdad siente que se les acabaría el
mundo si los dejaran, el miedo al abandono los paraliza y en este caso hasta
esclaviza. Soportan lo que sea con tal de no que no suceda.
Para quien los domina les es fácil
encontrarlos. Generalmente son un encanto al principio y poco a poco van
mostrando su otro no tan encantador lado. El cambio es paulatino casi siempre, la
presión va en aumento, de cierta forma así los miden para ver qué tanto
aguantan. Nadie es un patán o bitch desde un inicio, pocos los aguantaría. Con
la perfecta combinación encanto/desencanto, es más común que alguien se
pregunte si acabar o continuar con la relación, dejando en no seolo duda, pero
con un dilema existencial porque su lado encantador,” puede ser verdaderamente atrapente.
Sin embargo, cuando estamos en esta
situación olvidamos, sí hasta a mí me ha pasado, que aceptar a alguien implica también implica aceptar su
“desencanto.” Ese lado violento, agresivo, prepotente y rudo que puede destrozar.
¿Vale soportar este lado destructivo por los detalles que pudiera tener cuando
está de buenas?
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Imagen obtenida del sitio del Dr. Frank Clavijo |
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