Por la televisión o las películas, escuchamos muy seguido la
frase “Daddy Issues,” pero ¿todos sabemos qué significa? Una idea que he
escuchado muy seguido de amigos, terapeutas, libros es que nosotros en nuestras parejas buscamos
ya sea nuestro padre o madre (según el caso). Por muy creepy que suene esto, este
fin de semana concluí que es verdad.
¿Se han preguntado por qué a veces pareciera que cada uno de
nuestros Exs es la misma persona con diferentes caras? Algunos hasta nos hemos
percatado que tenemos un cierto patrón; es decir, seguido nos encontramos en
relaciones con las mismas situaciones y conflictos. A mí me gusta llamarles
Pruebas NO superadas.
Algo que he aprendido en mi Maestría en Psicoterapia y gracias a muchas personas cercanas a mí es que
aprendemos a relacionarnos con los demás de nuestros papás. Piénsenlo: Nuestro
padre del sexo opuesto nos enseña a cómo “deben” tratarnos, mientras que el de
nuestro sexo nos enseña a cómo “debemos” reaccionar nosotros al respecto.
Por esto mismo, es común que quienes vivieron durante la
infancia situaciones de alcoholismo, adicciones, violencia doméstica de
cualquier tipo, celotipia, control, posesión, ausencia ya sea por divorcio o
trabajo, las repitan durante la adultez. Simplemente por haberlo vivido desde pequeños,
lo aprendieron como “normal.”
En situaciones extremas como el caso de Alcoholismo o
Violencia es muy fácil criticarlo. Tristemente, yo pensando que era la
excepción, me pregunté ‘qué me han enseñado mis padres’ para descubrir que no
lo soy.
Un poco de contexto: mi patrón son chavos que no tienen
tiempo para mí, principalmente por el trabajo. Si algo detesto en una relación
es que no me den tiempo que YO DEMANDO.
No me considero la persona más needy del planeta: no espero
verlos diario, 15 llamadas al día o estar todo el tiempo pegada al chat
platicando con esa persona. La verdad no, de hecho, la idea me da flojera. Sin
embargo, si de por sí nos vamos a ver con tiempo limitado, quiero que el tiempo
libre que tienen me lo dediquen a mí. Para bien o para mal, eso sí lo espero.
El problema viene cuando no cumple con la cuota de tiempo
demanda por mí. Ahí sí vienen reclamos, reproches, viajes al diablo sin boleto
de regreso porque en verdad me duele estar esperando “a ver a qué hora tienen
tiempo para mí.” He de confesar que a veces se me olvida que la otra persona también tiene vida además de mí: él
mismo, familia, pasatiempos, aficiones que no necesariamente yo comparta, etc.
Por patético que suene, soy la típica idiota que sí sabe que
hay “posibilidades” de ver a su novio cierto día, manipula su agenda para estar
libre ese día y poder verlo. Patético, pero cierto. También he notado que si me pide lo
acompañe a algo que ciertamente me da flojera, ahí estoy “pasando tiempo de calidad juntos,” picándome
los ojos en el proceso. Triste, pero cierto. Entonces, ya se imaginarán el
enojo que me causa, si no es recíproco; si el susodicho cambia el plan, cancela
al último minuto, puff, o se le ocurre dejarme plantada. Mejor ni lo imaginen.
Ahora bien, adivinen cómo es mi papá. Entre el trabajo que
le apasiona, el golf que ama, el Club Rotario que sigo sin entender porqué diablos le gusta tanto, la COPARMEX, otra
asociación de difusión cultural en la que está y sus acostumbrados compromisos sociales, casi
no pasa tiempo con nosotros. . . desde enanos. Lo cual obviamente hasta la
fecha me duele a mí y lastima muchísimo mi mamá (con quien es tema de discusión
constante). Así aprendí a relacionarme: reclamando me dediquen tiempo. Suena
verdaderamente triste ahora que lo analizo.
Este fin le estuve dando muchas vueltas al asunto. Medité,
lo platiqué con una de mis mejores amigas, hasta que de repente, cocinando,
tuve una revelación: “No son ELLOS, soy yo la que tiene que dejar de estar
esperando a ver cuando tienen tiempo para mí.”
Llegué a la conclusión de que tengo dos opciones: me busco a
alguien que quiera y pueda pasar conmigo el tiempo que yo demando o acepto a las personas como son y busco
llenar mi tiempo con planes míos.
¿Cuál les parece más sencilla de realizar?
Puedo armar planes más seguidos con mis amigos, leer, escribir,
ir a un museo, ir a coyoacanear, irme a un café con un buen libro, llevar a
Yako a un parquecito o de fin de semana, tomar clases de tango,
diseño gráfico, cocina, repostería, yoga, dibujo, ilustración, ver películas, turistear,
lanzarme a una estética o spa a que me
consientan, dormir, trabajar, estudiar lo de la maestría (que tengo re
atrasado), hacer mi tarea del diplomado, echarla, cocinar, recordar cómo
patinar, mix upear.
Opciones hay muchas. Ya depende de mí preguntarme qué quiero
hacer con mi tiempo, en vez de estar esperando a que alguien lo pase conmigo.
Al final de cuentas, es mi vida, mejor Yo me Ocupo de Mí.
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Imagen obtenida de Ángeles Amor |
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