jueves, 24 de mayo de 2012

Catártico

Chocoaventura por Rana Existencial en 8:22

Es chistoso, pero ahora que estoy comenzando a escribir más he comprado que cuando escribes muchas veces sin querer queriendo hablamos de cómo nos sentimos o de en qué punto estamos en cierto momento particular.

No sé si me explico. Por ejemplo, cuando estaba en la prepa comencé la historia sobre Lisbe, una demonio que alguna vez había sido un ángel y ahora tenía que comprar las almas de los humanos por lo cual se sentía sumamente culpable y a disgusto. Acababa de leer Fausto, de ahí la inspiración.

Cuando releí lo que llevaba, noté que toda la historia Lisbe hablaba justo de esa crisis de quién soy y qué quiero hacer, qué busco en esta vida. Tan propia de la adolescencia; etapa en la que justo yo me encontraba.

Ahora bien, hace dos semanas comencé un taller de creación literaria. Como un primer ejercicio,  nos pusieron a construir un personaje que sería protagonista de las próximas historias. Nos dieron algunas notas y ya cada quien hizo el suyo.

Alguien escogió una enredadera, otra persona un niño interior (¡Wow, mis respetos ahí!), yo pensé primero en una piedra queriendo pensar outside de box, pero sentí que sería complicado hacer historias sobre ella. Le saqué vilmente. Lo cambié por una pequeña hada piel verde luminosa, cabello magenta, ojos dorados. Se llama Lima y vive en un bosque. Un tanto reservada, muy introspectiva y nostálgica. Conforme la describía a ella noté que me describía a mí y mi lado reservado.

El primer ejercicio narrativo era centrar a nuestro personaje en un lugar rodeado de personas. Saturada casi. Mi historia comienza en que se encuentra perdida en una ciudad sin saber cómo diablos llegó ni cómo regresar. Entonces toda la introducción, lo que alcancé a describir fue eso, la  inquietud, ansía y frustración de estar en un lugar al que no pertenece. El comienzo de la búsqueda por regresar a casa.

¿A qué les suena eso? Quienes me han leído últimamente, saben que me estoy empezando a sentir fuera de lugar en mi trabajo, dónde vivo actualmente y que tal vez sea hora sino de regresar, de buscar un cambio radical, buscar mi “casa.”

En la sesión pasada, teníamos que situar a nuestro personaje en la playa. Y ¿por qué no? A mí se me ocurrió lanzar a la pobre Lima a volar y volar sobre el mar, hasta que se me agotó quedando naufraga sin comida ni agua en una piedra. Soy una ogete. No tiene recursos ni herramientas, sabe que tiene que volver, pero le da miedo por todo el trabajo que implica llevar a cabo dicho regreso y por lo mismo, no está segura de poderlo lograr.

Otra vez: ¿a qué les está sonando todo esto? Supongo que de cierta forma sé que es hora de volver, pero al igual que Lima estoy tomando mi tiempo y un respiro porque también sé que no me será fácil hacerlo.

Quienes escriben saben que hacerlo es muy catártico. A mí en lo personal me asombró como aún describiendo situaciones completamente fantásticas, describo lo que vivo; volviéndose metáforas de lo que siento. Seguiré escribiendo las aventuras de Lima pues me está ayudando a notar lo que necesito ver y como ella en sí no tiene límites, incluso me ayuda a contemplar opciones que en la vida real no consideraría… Esa Lima me está cayendo tan bien últimamente.






En fin, por cierto, quienes se interesen en el taller, son los viernes de 7:00 a 9:00 pm en la Idea Morada. Más informes pueden agregarlos al FaceBook. (Comercial no pagado).





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