Supongo que ya la mayoría sabe que
el día de ayer fue el Internacional Contra la Homofobia. Es de esos días que sí
me gusta celebrar y que sí me gusta recordar porque es una causa que en lo
particular creo fervientemente, una lucha que aún no termina.
Si me leyeron en marzo, yo no soy
Pro el Día internacional de la Mujer. Perdonen, pero esa lucha la veo en realidad muy
distante. Afortunadamente, el mundo en el que vivo no siento que haya tanta
discriminación o trabas a nosotras. No lo siento así. No veo que se nos rechace
por ser mujer o se nos limiten posibilidades.
En cambio, a los homosexuales sí lo
veo. Sí he escuchado cómo la gente se expresa de ellos o veo cómo los ve. Sé que
su matrimonio per sé aún se considera
ilegal y ¿la idea de adoptar un niño? ¡Descabellada, No natural!
Disculpen por cuestionar sus ideas,
pero ¿quién determina qué es natural o no en este mundo? Todos somos personas,
¿qué no? Todos tenemos sentimientos, valores, sueños, miedos, brazos, piernas y
ojos. ¿No?
Muchos piensan que un niño por
criarse en un hogar con padres homosexuales tendrá una visión diferente de lo
que es una familia. Saben, creo que están en lo correcto, un niño con padres
homosexuales tendrá una visión diferente: una más abierta y tolerante. Eso sí,
tal vez lo molesten o hieran más en la escuela, pero eso es culpa de aquellos
que criamos a nuestros hijos con prejuicios. Shame on US!
Como definió un amigo hace un año:
"La familia no es un conjunto de arquetipos impuestos y determinados, es el resultado de una simbiósis interactiva y recíproca de sentimientos y mentalidades, éxitos y fracasos, metas y logros, odio y amor...y éstos no conocen de raza, idioma y mucho menos preferencia sexual."
Ya estamos en el siglo XXI, ya
deberíamos de olvidarnos de bobadas como: “las cosas deberían ser así o asá”
Deberíamos estar abiertos a las posibilidades porque al final de cuentas para
eso vivimos, para abrirnos a las posibilidades. ¿No creen así?
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