
Solamente estuve una noche en Krakovia, al día siguiente nos paramos bien tempranito (Ewa tenía que correr a su trabajo), y yo había quedado de caer al hotel donde se quedó Tu para desayunar. Tu es un escritor que se la vive vacacionando para hacer reseñas en una revista turística. Perhaps, my dream job.
Por suerte, él estaba bastante informado de a donde turistear. Yo la verdad soy de quienes van a un lugar y estando ahí pregunta cuáles son LOS lugares que no debo perderme. Eso de la investigación anticipada no se me da.

A medio día, tenía que regresar al aeropuerto para que no me dejara el avión de nuevo (UPS!). De ida, me lancé en tren porque por alguna extraña razón había un súper tráfico “marca Chilangolandia,” y no alcanzamos Anna y yo a llegar a tiempo. Anna estaba súper asombrada porque en Varsovia, siendo una ciudad del tamaño de Veracruz, no suele haber jamás embotellamientos.
Esa noche, hubo chelas de bienvenida de regreso. Literal, me moría de sueño, pero pues quién era yo para decir que no?
Al día siguiente, salí con Anna; fue el día que pidió en su chamba, mi último en Polonia. Me llevó al museo sobre el levantamiento polaco durante la 2GM, en el que se explica cómo comenzaron los movimientos anti Nazis para mandarlos a chingar a su madre (para que entiendan todos). Muchos pensaran qué flojera. No obstante, para mí estuvo increíble. Algo que gozo, realmente gozo cuando me voy de viaje, más que la fiesta y olvidarme del trabajo (o escuela en su momento), es aprender, conocer gente diferente y una cultura nueva. Creo que no conoces un lugar si no conoces su vida de día, su vida de noche, su arte, su cultura, su gente y su historia. Como podrán imaginarse, estuve fascinada ahí. Muchas gracias Anna! De hecho, el segundo día que estuve ahí, me dio un booklet que resumía la historia de Varsovia desde el siglo 16 según recuerdo. Ay Dios, qué ñoña soy!

También me llevó a un lugarcito que se llama Old Town, que es una reconstrucción del Varsovia en su primera época hecha en los 90s después de sacar a los rusos del país. Bellísima, todo colorido. Es un contraste impresionante con el resto de Europa. Muy al estilo de Holanda, pero con más vida, por así decirlo. Sí, mucho más colorido.


Siendo el último día que estuve en Varsovia, de más ya no hubo tiempo. Sadly. Tratamos de checar si se podía cambiar de fecha mi boleto de regreso, pero a Paris no había otro vuelo más que para él día que ya me regresaba a México; así que no aplicaba eso.
Los últimos dos días que estuve en Paris ya ni hice nada; comprar los últimos souvernirs que me faltaban, tratar de sacar algunas de las fotos perdidas y listo.
Olivier me dejó las llaves de su depa, pues ese fin se quedó en casa de sus papás. Trabaja con el equipo de Rugby de Paris, ese sábado era la final naiconal y le quedaba más práctico quedarse todo el fin allá porque tenía que llegar desde las 8 y pues terminando todo el relajo estaba era el after. Me dejó un boleto para ir; según el espectáculo de inicio iba a ser la “hostia” (lo vi por tv y la verdad estuvo medio de hueva). En efecto, no fui. Ese día hizo un frío marca diablo, además estaba lloviendo. Seamos realistas, los deportes no son mi máximo, al menos al basket, soccer, americano medio les entiendo, con un buen plan hasta me la paso poka madre. Sin embargo, irme a congelar (SOLA), para ver unos mastodontes madreándose, definitivamente no es lo mío.
Esa noche en el metro conocí una banda de irlandeses que tocan Hard Rock, iban a tener una tocada ese día y me invitaron. Sí pensé en lanzarme; tal vez no sea mi género, pero definitivamente se me antojaba (mil veces más que el partido de Rugby seguro). Llegué a casa de Olivier, cené, descansé un rato y vi que el bar estaba exactamente al otro lado de la ciudad; recordé que tenía que estar a las 5 am en el Aeropuerto. Muchos pensará “en vivo, por qué no?” Lo medité bastante, pero me dio flojera. Además el metro cierra a la 12 o 1 am a más tardar, pagar un taxi desde allá (alrededor de 70 euros o más), regresar a bañarme, por mi nada pequeña maleta y después tomar otro taxi para llegar a tiempo a Orly, nah! Muy complicado.
Síalgo tuvo Paris, que no más no estuvo tan cool como hubiera esperado. Lo bueno es que en Polonia me la pasé excelentemente. Amé Polonia y prometo solemnemente que la próxima vez que vaya a las Europas (espero no sea en otros 6 años), comenzar mi viaje ahí para llegar hasta Finlandia!
Hasta eso sí me quedé con buen sabor de bocas de estas vacaciones. Ya quiero tener otras vacaciones y ¡¡dinero para poder irme de viaje!! ¡Buuuh!
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Nota: Todas las fotos fueron tomadas con mi cámara.
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