¿Por qué lo hacemos? No es un placer culposo, tampoco nos da el cierre que muchas veces buscamos, y por lo normal, nos lastima más de lo que ya estábamos. No entiendo cuál es el punto de querer saber qué pasa en el mundo de aquel (la) que nos lastimó; lo más triste del caso es que por lo menos al principio se vuelve una necesidad más que curiosidad.
Recuerdo, en la época de la prehistoria cuando andábamos meses preguntando a los amigos por esa persona, cuándo fue la última vez que la vieron, dónde, cómo estaba, con QUIÉN estaba, etc. Todos nos mofaban por losers, llegábamos al grado de volvernos desesperantes e irritantes. Al menos, hoy en día no tenemos que hacer pública nuestra condición de patéticos.
Supongo que es parte del proceso del duelo, saber que alguien que significó en nuestras vidas, continuó con la suya, es una razón de peso para hacer lo mismo nosotros. Quiero suponer. Lamentablemente, el tiempo no corre igual para todos cuando se tratan de heridas, más siendo amorosas.
En fin, si lo necesitan para SANAR, go ahead, échenle limón a la herida hasta que ésta haya cicatrizado. Si ya lo hacen más por morbo que otra cosa, búsquense un hobbie.
¡Bonito inicio de semana!
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