Hay uno en particular que me gusta, se llama *Nena. Sigo diciendo, no es la maravilla, es MICROSCÓPICO y como todos los lugares de aquí, literal te rompen los oídos con la música (si vas en plan de bailar no hay bronca, pero si quieres conversar con el trago coqueto, no se puede). Sin embargo, está lindo y me gusta la música; variable de suma importancia para mí. No voy mucho porque me queda un poco lejos; no obstante, fue el elegido para celebrar mi cumple (por lo mismo que no suelo ir y está monón).
Nos lanzamos el sábado, mi mero día. Llegamos a las 11:30 pm, después de cenar con mi familia y amigos visitantes del DF y ¡no nos dejan pasar los de la entrada! Puesto que no habíamos hecho reservación. ¡WTF! ¡No mamen! ¿Desde cuándo no dejan pasar sin reservación? Ni enterada de que ya era con reservación. Entiendo que sea pequeño, pero ¡No mamen!
Ya se imaginarán, me re emputé. Dimos la vuelta hasta allá en vano, además el lugar estaba prácticamente vacío en ese momento, era MI cumpleaños, estaba empezando a llover y estos idiotas sin dejarnos pasar. ¡Qué chinguen a su madre! Mínimo para dejarnos tomar unos tragos e irnos a otro lugar (para que valiera la pena esa vuelta).
No, no les importó.
Fue tal mi enojo que en ese momento agarré mi celular para mandarles un inbox a su Face jurando jamás volver y amenazando con subir este suceso a mi blog (Which I’m TOTALLY DOING). Además sigo diciendo, teniendo ellos FB y siendo yo tan adicta, si no me enteré de esa política es nada más y nada menos porque no la comunicaron tan efectivamente. ¡ASSHOLES!
Terminamos yendo al lugar de siempre; un bar que está chido y también me gusta, pero tiene un pequeño defecto: es el de siempre. Quería variarle un poquito ese día. ¡Neta qué coraje pasé!
Esto ya pasó hace un par de semanas, pero hasta ahorita he cumplido mis dos promesas: no ir y postearlo en mi blog.
Atte,
Cliente Insatisfecha.
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