De chica, no recuerdo si desde la secundaria o a partir de
la prepa, mis papás nos daban a mi hermano y a mí una mesada, como a la gran
mayoría de los estudihambres. Como era en efectivo, en cuanto lo recibía lo
dividía en tres “fondos”: salir, conciertos y vacaciones. Esas eran mis
prioridades aquellos tiempos (y creo que a la fecha).
Mis papás se ocupaban de la comida, la escuela e incluso la
ropa (mi mamá me rogaba para ir de compras porque como me vestía “pandrosona”
en aquella época… entonces, la ropa era gratis para mí). Lo básico estaba
cubierto, por lo que me enfocaba en lo que a mí me gustaba: divertirme y
pasarla bien.
Así lloviera, tronara o relampagueara, jamás me quedaba sin
dinero para algún plan. Incluso ocuparlo en otra cosa y no poderme dar esos
gustitos, era alta traición a mí misma. Ya se imaginarán la cantidad de
conciertos a los que fui antes de mudarme a Veracruz (bellos tiempos).
Desde siempre he hecho lo que se me da la gana porque desde siempre
he ahorrado para ello. “Vivir” siempre fui mi prioridad. Siempre preferí discos
a zapatos, conciertos a pedas, viajar a coches de lujo o una casa gigantesca. Vivir es mi prioridad y en eso invierto mi dinero.
Evito gastos o caprichos innecesarios.
La Ranita de hoy se amarra el cinturón con algunas cosas para que la Ranita de
mañana se la pase a todo dar.
Entonces, moraleja: ya sea si lo tuyo es la moda, la
tecnología, los coches, tu familia, sacar una casa o un negocio incluso, al
final todo se reduce a constancia, disciplina y paciencia. Ahorrar, se logra ahorrando. Conoce tus prioridades y aprende a
verdaderamente hacerlas tus prioridades.
![]() |
Mi segunda visita a NYC, Jun. 2016 |
Posts Relacionados:
Madrid: Notas de un Viaje
Viajando Sola
Resanando al Cochinito
0 Testimonios:
Publicar un comentario