No sé quedarme; no sé cómo se hace eso. Cuando se trata de asuntos
personales, a veces mi cabeza se divide
en dos, dos voces que constantemente discuten y cuestionan mis decisiones, mis
pensamientos, mi todo. Como una especie de ángel y diablo invisibles sobre los
hombros, pero adentro de ella.
Uno piensa una idea: ¡le parece maravillosa y perfecta! Se
emociona, la explora, la desarrolla, la magnifica y la vive, en mi imaginación,
le da color, forma y se inventa una historia con ella…. A los pocos segundos (leyeron
bien: segundos), el otro voz la cuestiona, le encuentra peros, problemas,
detalles, contras, etc., que no sólo habría que pulir sino que suenan a razones
perfectamente justificadas como para desechar la idea original. Por lo mismo, mi
vida personal a veces es una indecisión completa.
Vivo en el planeta de las ideas. Soy reina ahí. Desconozco
cómo aterrizarlas al mundo material. Me cuesta demasiado, a grado de a veces hasta
aterrorizarme, tomar decisiones. No sé qué tanto mantendré una ni cuánto
tardaré en sonsacarme de ella. Las que tomo, generalmente han sido escrudiñadas
al máximo (o dependiendo el tema, tomadas por mi lado visceral…).
Sinceramente, el mundo real me limita, el mundo en mi cabeza
es mucho más perfecto. Si tan sólo pudiera vivir ahí todo sería . . . ideal.
Imagen Obtenida del Blog Ideas de Porcelana |
Posts Relacionados:
0 Testimonios:
Publicar un comentario