lunes, 15 de septiembre de 2014

Mujeres que Aman Demasiado

Chocoaventura por Rana Existencial en 12:07

Hace ya varios años leí un libro con este título escrito por Robin Norwood. Se trata de una serie de relatos, casos de la vida real, de mujeres que han sido lastimadas, física, verbal o emocionalmente por sus parejas, buscando ser una herramienta para que otras mujeres abran los ojos y así eviten ellas también pasar por lo mismo.

La primera vez que lo leí, al menos fueron dos, me quedé con esta sensación de incredibilidad, quedándome con cara de “¿te cae?” Pues algunos casos me parecieron un tanto extremos, demasiado fuera de la realidad. Ya saben, una que vive adentro de una burbuja.

Conforme he crecido y he tenido más experiencias o conocido más personas, he ido viendo que sí, esos casos que transmiten en la “Rosa de Guadalupe” o “Silvia Casos de la Vida Real,” son más reales de lo que jamás imaginé. En particular voy a contarles breves relatos de personas que en algún momento fueron conocidas mías y entran en esta categoría: “Mujeres que Aman Demasiado.”

Primero, se trata de la típica niña enamoradiza que persona con la que sale, persona que cree es el amor de su vida, su príncipe azul y su happy ever after. Cuando yo la conocí, acababa de salir de una relación con un patán a quién le pasaba lana para pagar su renta, gastar en comidas o borracheras. Quién sabe cuántas veces le habrá puesto el cuerno a mi amiga. Lo peor es que no le puso un fin hasta que este cretino terminó embarazando a otra chica. Él muy bien.

¿Qué fue de ella? En el inter mientras cortaban, regresaban, volvían a cortar, empezó a salir con otro chavo que al menos no contaba con ella económicamente para mantenerlo, pero que también tenía sus desplantes patanezcos. No supe al final cuánto estuvieron saliendo, pues nunca fue formal su relación, lo que sí sé es que este último chico terminó saliendo y casándose con otra chica y para colmo teniendo un bebé (no reconocido, claro está), con mi amiga.

¿Cómo se llama esta historia? “No puedo estar sola.” Yo me alejé por salud mental de  tanto melodrama, hasta donde yo sé ella y su bebé están muy bien. No sé si salga con alguien en este momento, pero mientras las dos estén bien, supongo es muchísima ganancia.

Segunda historia, otra chica con la que tuve relación laboral por unos cuantos meses hace poco. Más o menos de mi edad con tres hijos pequeños. Ya de entrada: ¡madre santísima! ¿Cómo le hace? Cuando la conocí, acababa de salirse de casa de su actual novio con quien había vivido los últimos 3 años. No se trataba del padre de sus hijas. Se había salido principalmente por el temperamento de esta persona, quien además de es extremadamente celoso.

Poco tiempo después de renunciar al trabajo donde laborábamos juntas, regresó con él por falta de recursos económicos para sostenerse ella misma. Por un breve tiempo todo bien. De repente un día de la nada me manda whatsapp buscando consuelo porque había tenido una fuerte pelea con el tipo en cuestión. Entre otras cosas, me comentó “que sigue ahí por lo mucho que lo ama y porque necesita algo verdaderamente fuerte para ya cerrar esa puerta definitivamente,” a lo que le contesté “sin menospreciar tus sentimientos, estás predeterminada a estar ahí dependiendo sólo en lo que sientes tú, pero recuerda que toda relación depende de las dos personas.”  Pocos días después, me entero que levantó una queja por agresión ante el ministerio público y se va de urgencia a vivir con otra amiga. No supe exactamente qué pasó, pero ya me imagino. Esta historia la llamo: “. . . Pero lo amo.”

Tercera, la mía, mía de mí. Ahora le pregunta del millón es cuál de todas les cuento: ¿la del idiota que mientras mebaja el sol, la luna y las estrellas, en Facebook publica una relación con alguien más? ¿La del burro que de cada 5 citas, al menos en 3 me dejaba plantada? ¿La del completo desaparecido? ¿La del asshole que me mantuvo años a la espera  de que cortara a su novia en turno? ¿La del patán que olvidó mencionar que llevaba tiempo saliendo con alguien más y por quien termino recibiendo yo las cachetadas? O ¿La del pendejo del que temía en alguna de sus borracheras me terminara pegando?   Seguro hay muchas más de las que recuerdo en este momento, pero con mencionar éstas ya me quemé demasiado.



De plano, nadie está para juzgar; ahora sí que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.  Patanes hay demasiados en este mundo, el problema somos nosotras que creemos que cambiarán. . . algún día. Espero como le comenté querid@ lector (a), estas líneas le sirvan de algo.





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