jueves, 1 de mayo de 2014

Manos a la Obra

Chocoaventura por Rana Existencial en 15:59 Debrayes AMO Emprender , Sólo un ratito de Grinches

Recuerdo cuando estudié la carrera de Mercadotecnia, la principal temática en el 99% de las clases era desarrollar la “Marca.” Diseño, logotipo, publicidad en medios masivos primordialmente, hasta la papelería corporativa tomaba mayor importancia en las discusiones grupales que el meollo de toda empresa: Generar Ingresos.

Pongámonos a pensar: un logotipo tal cual no genera ingresos, si no lo fundamenta nada, tampoco una hoja membretada o un anuncio en Youtube. ¿Se han preguntado cuánto dinero es gastado y cuánto retribuido en sus respectivos negocios?

Seamos realistas, no todos los negocios son Coca Cola, Gillete, Kelloggs, entonces, ¿por qué queremos utilizar sus mismas fórmulas? ¿Por qué a mí y a muchas generaciones de mercadólogos nos han ensañado así? No todos terminamos trabajando en una gran multinacional ideando planes para que la gente compre como zombie sin cuestionar.

Saben, tanto nos taladran el cerebro con meditar cada paso del Plan de Negocios, filosofar cada detalle del logo, la imagen, que repito, se les olvida lo más central: Generar Ingresos. En vez de enseñarnos a pensar, nos enseñan a dudar y de tanto dudar, nos da miedo en verdad ponernos en acción. Nos volvieron perfeccionistas de ideas sin arrancar. ¿Eso es mercadotecnia?

Recuerdo, en una plática hace unos años, un señor comentó: “Háganlo. ¿Quieren dinero? ¡Háganlo!” No necesitas una estructura empresarial, ni un detallado plan de negocios, una marca bajada de 20 Focus Group o encuestas ni si quiera tarjetas de presentación. No se necesita. Con arrancar es suficiente, lo demás, se irá resolviendo con el paso del tiempo.

Hoy en día, la vida ya no te la resuelve un trabajo. Lo que antes se llamaba “seguridad laboral” en la actualidad ya no existe; además cada vez están mucho peor las condiciones laborales. En verdad, creo que es mucho mejor simplemente arrancar algo casi, casi al borras y ver hasta dónde llega. Uno nunca sabe.

. . . Lástima que soy de esa generación de “perfeccionistas de ideas sin arrancar.”