Empecé a escribir en mi diario a los 9 años, a la fecha
llevo 9 cuadernos y contando... No más, no me canso. Con los poemas, comencé
a los 16 años. ¿Por qué? De alguna forma, por querer escribir canciones; nunca
lo logré. Hasta ahorita, llevo 61, aún pocos pero ya algo. A principios de este
año, decidí incursionar en los cuentos breves (MUY breves, de cuartilla y
media en promedio), al día de hoy llevo alrededor de 13, se está volviendo una
especie de adicción. Un placer que no podría describir el poder ser la
intérprete de una historia de alguien que tal vez no existe… o tal vez sí
(quien escribe sabrá a qué me refiero).
Agarrar la pluma y el papel siempre fue algo natural en mí; el
problema fue que nunca hice nada al respecto. Fuera de mis blogs, que ya saben,
no pueden pasar más de dos días sin sentir la necesidad de publicar una nueva
entrada, con lo otro jamás hice nada. No me metí a cursos o talleres ni
concursos, contadas veces los compartí, ni si quiera los registré. ¿Para qué si
no pensaba hacer algo con ello? Nunca la consideré una carrera o profesión
verdadera.
Ahora, mi percepción al respecto cambió considerablemente.
Hoy puedo aceptar que no puede pasar ni un solo día en el que no tome la
pluma, computadora o celular (¡benditos smart phones!), para escribir algo. No
pasa, es irreal. Lo amo, lo amo como nunca he amado a nada ni nadie en mi vida.
Algo tan mío, que aunque todavía no me dedico a ello me llena de una manera que jamás
imaginé.
Todavía me falta mucho para desarrollarme, tengo que
aprender técnica y mejorar demasiado; no obstante, al menos ya di el primer
paso: ya lo acepté. Me tomó casi 28 años hacerlo, pero pues ese es el más
difícil ¿no? Lo que sigue espero venga más fácil y que algún día, algún día no
tan lejano pueda decir: Soy Escritora, con todas las de la ley.
Posts Relacionados:
0 Testimonios:
Publicar un comentario