A lo largo de los años, he conocido muchas personas, incluso
de mi edad, que están casados con la idea de que estos son años única y
exclusivamente para “sembrar.” Entiéndase como sembrar a trabajar, trabajar y trabajar,
centrando casi toda su energía a ello.
Inicialmente, la idea no está mal. Hay que pagar cuentas,
hay que sobrevivir, hay que ahorrar para vivir mejor en un futuro. Es parte del
chip que tenemos todo. El problema, a mi parecer, son aquellos que en verdad
enfocan absolutamente todo su ser a ese único aspecto de sus vidas. Si están en
alguna relación, la descuidan, dedicándole muy poco tiempo a ella; igualmente a
sus familias, si les va bien; tal vez
hagan un poco de ejercicio quienes se preocupan por no engordar; y ¿dormir,
descansar? ¿qué es eso? ¡Cuando muera!
No cuestiono ser responsables, ser trabajadores, es una
característica importante. Sin embargo, ¿descuidar los otros aspectos de la vida
por cultivar solamente uno? Perdónenme, pero eso sí lo critico mucho.
Díganme si no estoy en lo correcto, sólo tenemos una vida, ésta,
la de aquí y ahora. ¿Cómo podrían
garantizar que más adelante tendrán tiempo para ahora sí dedicárselo a los que
están dejando de lado, a aquellos que están descuidando? Incluyéndolos a
ustedes mismos. En serio, ¿están plenamente seguros que el día de mañana abrirán los ojos?
Si tienen una esfera de cristal, ¡pásenla por favor!
Concuerdo en parte con su ideología: estos son los años para
echarle más ganas, para crecer lo más que se pueda en nuestras respectivas
carreras. Definitivo. Así mismo, opino que si una persona es workaholic es
porque le gusta ser workaholic. Ni qué hacerle. No obstante, no puedo comulgar cabalmente con esta filosofía tan extremista. Para mí,
trabajar es vital, pero así como lo es tener tiempo para mí, para divertirme,
para procurar a mi pareja, amigos y familia. Si no, la vida no me sabría a
absolutamente nada.
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