¿Les cuento un secreto? Así recuerdo sentirme desde primaria. Ya saben, con esa sensación de vacío, de: “algo me hace falta, no sé bien qué, pero no lo estoy encontrando aquí.”
Estando a mitad de la carrera, soñaba con agarrar mis tiliches y cruzar el charco para ver qué me topaba. Obvio, después llegué a la conclusión que por un tiempo estaría bueno, pero más adelante: ¿qué seguiría?
Graduándome, me mudé al Puerto; por fin podía comenzar de nuevo, ya tenía mi borrón y cuenta nueva. En un comienzo, sinceramente, fue más complicado de lo que pensé, ya he publicado al respecto. No me sentía parte de nada, mi sensación de soledad me acompañó y me di cuenta que crear verdaderas amistades con personas que no están tan interesadas es más difícil de lo pensado.
Eso ha cambiado un poco con el paso de los años. Aprendí a disfrutar de mi espacio, a dejar de depender de la aceptación de terceros para no sentirme sola e incluso a apreciar esos momentos de soledad, que suelen ser tan vitales. Sí, sorprendentemente comencé a apreciar mi tranquilidad.
Bueno, todavía no me siento en un paraíso y dudosamente algún lo voy a sentir, pero es hasta cierto punto raro, ver cómo ha cambiado mi forma de ver las cosas y sentirme en tan poco tiempo. Lo único bueno es que ha sido para bien.
Posts Relacionados:
Nostalgia
Conforme Crecemos
Cuando me deprimo
Increíble
2 Testimonios:
Ah, me identifiqué mucho, he de confesarte que hay veces que me gustaría perderme por allí y regocijarme viendo como los demás notan mi ausencia, ideas tontas e infantiles mias, creo que en cierta forma lo hago a veces, me pierdo y no dejo que nadie sepa de mí.
Yo también hago eso, me sale lo huraña de vez en cuando y la verdad lo disfruto!
Publicar un comentario