Suddenly not Alone

Ya ha pasado mucho desde la última vez que hablé sobre la vida fuera de casa de mis papás. Tanto ha cambiado que ya tengo roommies, quienes ya no tardan en cumplir el mes, y hasta he contratado cable, teléfono e internet (que ¡por fin, fueron a instalar! Pero esa es otra historia, ¡me cae!). Ya no estoy incomunicada con el resto del mundo.

Mi casa no está tan vacía como era usual. Supongo que acostumbrarme a ya no estar sola va a tomar un tiempo.

¿Qué les puedo decir? Puede no ser tan fácil convivir con extraños. Sobre todo si los extraños son aprehensivos y están ahí encima de uno presionando como cuchillito de palo casi diario con cosas que ni están en las manos de uno. Es molesto, muy molesto.

Por un lado, hay personas que están en su mundo; no se meten con nadie y en general, son muy dalay. Con ese tipo de personas es sencillo convivir, tal vez no sea una convivencia muy fraternal, pero al menos es digerible y hasta cierto punto amena.

Por el otro, hay otras que son insistentes e intensas por naturaleza; insaciables, no aceptan un “no” por respuesta y tienen una forma pasivo agresiva de pedir las cosas. No son abiertamente agresivas, pero esa aprehensividad y pasivo agresividad me pone MUY de malas.

No, tal vez, no estoy 100% encantada con uno de mis roommates; espero tener mejor suerte la próxima.