Dependencia

El problema de muchas mujeres, en cuanto el amor, es que dependen mucho de la ecuación: “¿me quiere/no me quiere?” Literal, dependemos de la respuesta a esa pregunta. Incluso, muchas dejan de lado sus actividades, pues poco a poco van creando una relación/muégano con sus parejas, dejando lo que hacían antes de comenzar la relación. ¿Qué les queda si llegara a fracasar? Hint: ¡Vacío!

¿Les suena familiar?

Recuerdo una amiga que seguido se quejaba porque su novio la dejaba plantada para irse con sus amigos. Cuando esto sucedía, en vez de agarrar actitud y coraje para hacer lo mismo con sus amigas (y de menos la noche no pasaba desapercibida por completo), se quedaba en casa llorando amargamente, indignada por el suceso. Así tendría mayor excusa para reclamarle al día siguiente que le arruinó la noche.

Se volvió un círculo vicioso: la plantaba, lloraba, le reclamaba, se contentaban, la volvía a dejar plantada. Aún así, no quería dejar esa relación porque “lo amaba.” (Hasta que él la cortó).

Las mujeres, por lo general, estamos esperando al hombre. No me dejarán mentir: Si nos llama, caemos como relámpago, enseguida a su lado porque quiere pasar tiempo con nosotras. Si nos pide espacio, nos sentimos agraviadas y confundidas, preguntándonos ¿cómo es posible que quiera espacio? Si termina la relación: ¡KAPUTZ! Tanta dependencia no es fácil de sobrellevar.

¿Cuándo será la hora de primero ver por nosotras y después ver cómo el susodicho se amolda a NUESTRA vida?

No es malo querer hacer vínculos con nuestra pareja. Para nada. Pero tampoco hay que olvidar que lo más importante en nuestra vida somos nada más y nada menos que nosotras, antes de cualquier otra persona, sea quien sea.

No podemos permitir hacer paréntesis en nuestras vidas por alguien más; el tiempo se nos va, se escapa y ni cuenta nos damos. No podemos permitir que alguien valga más que nosotras. Al menos, no deberíamos. Punto.

Sigo diciendo, me parece que ese es el primer problema de las mujeres en cuanto a las relaciones. No sabemos darnos nuestro lugar cuando estamos en ellas.

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