1° Feliz Mes

Nunca en mi vida había vivido sola. Fuera de casa de mis papás sólo un par de ocasiones. La primera fue durante el intercambio que hice en Paris por ahí del 2004, que compartía el jonuco con otras 3 personas. Y hace unos años que me mandaron un par de meses a la ciudad de Xalapa a una capacitación de ventas en campo, pero me quedé en el depa de un amigo. Fuera de eso, siempre he estado bajo el techo de mis papás; hasta hace muy recientemente.

Hoy, señoras y señoras, cumplo un mes de haberme mudado oficialmente. Me siento orgullosa de no haber muerto en el intento. Como ya varios saben, compré un departamento hace no mucho y fue a finales de abril que tuve la valentía de por fin cortar el cordón umbilical.

No fue completamente fácil hacerlo, de hecho, me tomó un mes determinarme a hacerlo. El depa me lo entregaron a mediados de Marzo, si mal no recuerdo. Sin embargo, fue tanto mi agobio, por todas las básicas cosas que tenía que comprar para poder habitarlo, se me ha ido una súper lana en eso. Más el miedo de cómo le haré para comer (porque mis habilidades no van más allá de arroz al vapor, pollo a la parrilla, ensaladas, quesadillas y sandwiches). No pude mudarme de un jalón. Además seamos realistas quise tener un mes más de disfrutar de las comodidades de la casa de mis papás, como internet, cable, teléfono (…muebles); servicios que a la fecha no he contratado. Sí, me quedé paralizada en un principio.

Fui haciendo cajas y moviendo cosas poco a poco, para ir digiriendo la idea. Pero heme aquí ya, ¡en mi HOME SWEET HOME!

Tal vez mal coma, entre que no sé cocinar, me da flojera, se me olvida prepararme algo para llevar al trabajo. Tal vez me pique los ojos por no tener internet ni cable; fuera de Gilmore Girls y How I met your mother y algunas películas, nada (mi hora de televisión se redujo de 3 hrs diarias a 45 mins o 1.2 horas al día máximo). Al menos todavía tengo muchos libros que no he abierto en mi colección. Tal vez me aburra porque ni salgo; no tengo dinero o energía. Ando a full, tanto en casa limpiando y acomodando, como en el trabajo, descansar se ha vuelto vital en mi agenda. Tal vez me hayan salido un par de ampollas por hacer el quehacer (prueba contundente que no debería hacerlo); ¡ahhh, me urge dinero extra para pagarle a alguien!

Aún así, con todas esas contingencias, nada ni nadie me puede quitar la felicidad que me da llegar a casa, ¡a MI CASA!

(¡Nada como un Yakito Feliz!)

¡KNOCK, KNOCK!

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