martes, 14 de diciembre de 2010

Paris: La hermosa ciudad de la luz

Chocoaventura por Rana Existencial en 10:06
Viendo una movie, me acabo de dar cuenta que estuve en Paris hace dos meses. Sí Paris, la ciudad de la Luz, la ciudad del Amor, lo peor es que no lo disfruté.

Sinceramente, una parte de mí no quería ir. Literal: un impulso en un momento de tristeza.

No pensé en cancelar el viaje, estamos de acuerdo, salía más caro el caldo que las albóndigas.

No me malentiendan: París sigue siendo bella, maravillosa, llena de movimiento, vida y luz. Sigo amando esa ciudad. Sin embargo, los parisinos, como era de esperarse, siguen siendo los mismos. Además algo muy importante: era ya una ciudad conocida, nada generó el mismo impacto que aquella última vez.

Hace años, en el intercambio que hice allá, estuvo increíble, fueron de los mejores meses de mi vida. ¿Por qué? No sólo porque por fin pude vivir en la ciudad que más había anhelado vivir toda mi vida, sino porque conocí gente que hizo de una ciudad distante un hogar. Sí, esos meses fueron, son y serán, los mejores.

Ahora, después de 6 años, justo al llegar a la ciudad me di cuenta de un pequeño detalle: mis amigos ya no vivían ahí (todos estaban de intercambio en aquel entonces), definitivamente no iba a ser la misma experiencia. Al contrario, fue una estadía un tanto rutinaria y monótona:

Levántate a las 11 para salir a turistear y regresar por ahí de las 7 – 8 de la noche, agotada de tanto camine y camine. Cenar y ver la tele con Olivier (estúpidos programas franceses informativos). UJU! Neta bien de hueva!

Además, retomemos el tema de los parisinos. Muchos saben que los franceses no son muy agradables que digamos. Bueno, en sí es una característica única y exclusiva de la gente de Paris; en el resto de las provincias son increíblemente chidos. No obstante, en la capital, salvo escasas excepciones, son ensimismados a morir, herméticos, fantoches, se creen paridos por los dioses. Cada quien está en su mundo y no les interesa lo que sucede a un cm a lado. A parte, no son fans de los turistas, ya están hasta la madre de ellos.

Terminé denominándola: LA CAPITAL DE LAS MIRADAS PERDIDAS. Todo mundo parece estar muerto, como si vivieran en el limbo. Me fue frustrante esa sensación. A mí que me gusta ser vivarachera y divertirme, me causó conflictos internos severos.

¿Por qué no recordaba nada de eso? Fácil, en aquellas felices épocas, me la pasaba con personas que eran vivaracheras al igual que yo. Todo estaba bien.

En realidad, no estuvo del todo mal. Al menos hasta ese primer jueves, que hubo plan más mejor (cumpleaños de una amiga de Olivier), me pude por fin divertir.

Buenísima la peda. Tan buena que entre los alcoholes, los bailes y las caídas terminé perdiendo mi cámara! (¡BIEN!). fue casi una tragedia para mí, todas las fotos que había tomado se perdieron por completo, a partir de ese día me la viví con actitud: “tenía una foto POCA MADRE de eso! ….. Y se perdió.” (Imagínenme diciéndolo con cara de perrito atropellado).


NOTE TO MYSELF: You don’t drink wine! Don’t you ever forget it AGAIN!!!


Tuve cruda que me duró hasta el siguiente sábado. Nivel “no me puedo levantar.” Y yo que tenía planeado visitar el Louvre ese viernes porque esos días de 6 a 9 es gratuito. Mi economía no me daba para pagar un boleto entero por un museo que ya conocía.


¡Triste, triste mi caso en la bella ciudad de la Luz!

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