Choque en la esquina de mi cuadra

La esquina de mi cuadra es el cruce de dos ejes viales. Dos monstruosas avenidas de al menos 5 carriles cada una. Durante el día suelen ser de lo peor, siempre cargadas, muy lentas, muy pesadas. Por la noche ligeras, excelentes para circular a buenas velocidades. Ya se imaginarán, los derrapones de los que no ponen atención a los semáforos a la orden; los cuales se alcanzan a escuchar perfectamente hasta mi casa. Generalmente, no son nada del otro mundo. Se amarran cuando los agarra el alto, se escucha más aparatoso de lo que son en realidad; de ahí no suele pasar.

Anoche fue la excepción, eran alrededor de las 12:30 de la noche, yo me acababa de acostar y me estaba quedando dormida, en eso se escuchó aquel tan acostumbrado derrapón. Yo esperaba a que como siempre se acabara el ruido en cualquier momento, pero no, esta vez fue cerrado por un claro y evidente choque.

Lo primero que me vino a la cabeza fue: “gracias a Dios, ya estoy en casa,” para en automático pararme de la cama, tomar el teléfono, asomarme a la ventana mientras marcaba al 060 para reportar el accidente. No alcanzaba a ver bien, un alto árbol que llega más allá de mi ventana me tapa la visión a la esquina. Veía luces, escuchaba ruido y se olía un cierto pero ligero olor a quemado. Un choque sin más dudas.

Di todos los datos que pude sobre la ubicación. No pasaron más de dos minutos cuando llegó la primera patrulla, seguida por otras, una ambulancia y protección civil. A algo le habrán pegado, seguro. Me afligí un poco, pobres. Sólo deseaba que todos estuvieran bien, que no haya pasado a mayores. Aún espero no haya pasado a mayores realmente.

Cambié de ventana para ver mejor. Un carro estaba a la mitad de la avenida sobre la que vivo, cajuela descuadrada. Tres, cuatro patrullas cerraron la avenida por completo. En la otra esquina policías desviaban los pocos carros que circularan para que evitar pasaran por mi cuadra. Un par de civiles en la calle, muchos policías preocupados. No alcancé a ver más. Volví a desear todos estuvieran bien.

Volví a la cama, más ya no podía hacer –fuera de seguir de chismosa. Me quedé pensando qué pasaría si a mí me llegara a pasar algo teniendo a todos mis seres cercanos fuera de la ciudad. Alarmante pensamiento, para nada algo bonito para irse a la cama. Al final, me quedé dormida.

En la mañana cuando saqué a pasear a mis perros, alcancé a ver algunos despojos del incidente en la esquina: la fascia completa de un carro y bastantes pedazos más, uno de los pilares de contención ladeado, como arrancado del pavimento. Estamos hablando de una cosa de concreto con al menos 30 cm de diámetro y quién sabe cuánto de peso, ya me imagino el impacto que habrá recibido para que se viera como un árbol casi vencido por el peso.

Chequé las noticias hace rato,: 2 personas en el hospital, dos en el ministerio público por tener rastros de alcohol y presuntamente se pasado un alto. ¡Qué poca!

Señores, es lunes, ya ni la muelan. Me pregunto si su peda habrá valido los daños materiales y humanos -sarcasmo. Me pregunto en cuánto les saldrá el chistecito. Ahora lo que deseo es que sí escarmienten.