Hasta el año pasado viví en Veracruz por exactamente 6 años.
¿Qué les puedo decir? Buen trabajo, muy buen sueldo, excelentes condiciones
económicas, que como han de imaginarse no disfrutaba del todo porque no me
gustaba lo que hacía en el trabajo y no me gustaba del todo la ciudad en la que
vivía. Dos grandes aspectos en contra como para continuar.
A finales de Septiembre decidí mudarme de regreso al
Distrito Federal. Sin una propuesta laboral verdaderamente atractiva, pero con
la mira en muchos, muchos sueños esperando concretar.
En un principio
colaboré en una estación de radio por internet. Un mes con mucha carga laboral sin ingresos en lo absoluto; evidentemente lo
dejé en cuanto pude. Los siguientes meses traté de conseguir proyectos
freelance por mi cuenta, pero me costó mucho más trabajo de lo imaginado, tanto
sacar proyectos, como cobrarlos. Bueno, aún así trato de seguir haciendo cosas mías
en medida de lo posible.
Para Diciembre, decidí aceptar una oferta laboral que me
habían ofrecido casi desde que llegué, un trabajo de ventas en campo en una
comercializadora de elevadores mexicana. Fue muy extraño el comienzo. Como
Mercadóloga y Psicoterapeuta, pues jamás me cruzó por la mente entrar a la
industria de la construcción.
¿Les cuento algo? Tenía mucho que no me divertía tanto en un
trabajo. Meterse a las obras negras, subir pisos sin escaleras construidas,
asomarse por espacios sin ventana, despierta bastante la adrenalina, sobre todo
para alguien que tiene pavor a las alturas. Además pues en realidad la mayoría
de los Ingenieros, Arquitectos, Maestros, Albañiles, te tratan re bien ya
cuando te acercas a ellos y los saludas de mano con una sonrisa. Al menos hay
un par de Prospectos / Clientes con los que he desarrollado muy buena relación.
Está padre eso.
Tiene muchos pros este trabajo. Sin embargo también tenía
sus contras, al estar en ventas, evidentemente el sueldo base es limitado pues
lo importante son las comisiones para conseguir esas metas y esas metas son un
poco complicadas cuando está un poco retenida la economía. Entonces, mi
economía se basaba en realidad del sueldo base, la renta del depa que estoy
pagando en Veracruz y de esas no tan abundantes comisiones.
Todo iba bien. No ganaba la millonada, pero al menos salía
al quite con los gastos. El problema se presentó justo el mes pasado que decidí
poner en venta ese depa por problemas con la administración (o más bien falta
de ella), del edificio, que en vez de ayudar con el mantenimiento y limpieza de
éste, se enfocaba en pelear con mis
inquilinos.
Se trata de un edificio pequeño de sólo tres departamentos de
los cuales dos pertenecen al mismo arquitecto y su familia política. Difícil ganarles,
no tengo ni voz ni voto, menos desde acá. Más aún, cuando al parecer un
tercero, también allegado a la familia, se encuentra interesado en mi
departamento. A como lo veo, inquilino que llegue, inquilino al que le harán la
vida de cuadritos para que se vaya y me obliguen a vender. Así por las buenas,
mejor coopero desde el principio, me desgasto menos.
Se habló con los inquilinos, se les ofreció dejarlos estar el
tiempo necesario para encontrar otro lugar al cual mudarse sin pagar renta,
porque al final yo soy quien incumple el contrato que originalmente era de un
año. Se aceptó, corrió Mayo y sí, ni rastro de renta. Empecé a sentirme
presionada con los gastos, necesitaba esa entrada de dinero. ¿Qué hice? Además
de recortar mis gastos, actualicé mi CV, hice varias versiones de éste, mandé aplicaciones
como loca. Al final, con dinero baila el perro ¿no?… había que conseguirlo.
Fui a un par de entrevistas, comencé a planear y aterrizar
más proyectos con una amiga, muy buenos proyectos a decir verdad, que tal vez
sólo sean cuestión de tiempo. Sin embargo, nada cocinado por el momento. Fue un
mes pesado, estresante, preocupante, agobiante.
La semana pasada, justo antes de terminar Mayo, la Gerente
de Ventas de mi empresa tuvo al parecer un problema de salud. Espero
sinceramente nada grave. No obstante, no podemos asegurarnos, pues dejó de
contestar correos, llamadas, whatsapp, desde el martes de esa misma. Dejó el
trabajo botado a la mitad de licitaciones y varias cotizaciones pendientes. El
jefe sulfurando, ya se imaginarán.
El martes me buscó como loco para hablar lo antes posible
conmigo. Terminamos viéndonos en un café por la noche, pues antes no podía. Había
decidido que no podía esperar a que diera razón de vida mi ex Gerente, era
momento de tomar el toro por los cuernos, dar oportunidad a alguien diferente
de agarrar las riendas de la Gerencia. Me ofreció el cargo.
Obviamente, se trata de una mejora económica en cuanto al
sueldo base e incluso a las comisiones. Ni cómo despreciarlo. Además, ¿les
cuento algo curioso? Esa parte que dejé de recibir por dejar de rentar mi
departamento, es el aumento que obtuve con este ascenso. Sí, tal cual. Tampoco es
tanto, pero siempre ayuda y sobre todo, siempre es apreciablemente recibido.
No me queda duda, el universo se encarga de acomodar absolutamente
todo. Así que desde el fondo de mi corazón, te agradezco Universo este
reacomodo en mi vida económica, no sabes cómo me haces el paro. Ahora sí que no
queda de otra más que: ¡a darle!
PD: hablando anoche con mi asesora de bienes raíces, me
comentó que como los inquilinos aún no encuentran depa, me pagarán los días
extras que se queden. Así que esa mini rentita extra, caerá igual de perlas.
Gracias.
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Imagen obtenida de Amor Universal en Expansión |
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