El país está jodido, la verdad. Quienes no tienen, en serio
no tienen y por supuesto no hay que descuidarlos. Sin embargo, sí creo que en
ser astutos porque al final de cuentas en este mundo capital para sobrevivir se
necesita dinero. Le pese a quién le pese.
¿A qué me refiero con ser astutos? A que sí, en efecto, se
necesitan mejores programas sociales que ayuden a los más necesitados, a las
clases bajas para ayudarlas a subir. Sin embargo, creo fehacientemente en la
filosofía de enseñar a pescar más que dar el pescado. Hay que procurar enseñar
oficios para que la gente de alguna manera se ocupe, hay que generar empleos
para que la gente tenga dinero parar consumirle a ellos y hay que invertirle a
la industria para que estos empleos sean creados. Cierto, suena muy idealista,
dejo de lado el madeinchismo que está tatuado en nuestra frente, viéndome muy
ilusa.
He escuchado a los candidatos continuamente hablar de dar
pensiones a los viejitos. ¡Qué bueno! Les hace falta. Pero a aquellos no tan
viejitos, que todavía tienen buena energía y capacidad productiva, ¿qué les
vamos a dar?
México es un país comerciante, de turismo y de remesas. Esas
son bases de nuestra economía. Duele decirlo en voz alta al público lector. Nuestras
“bases” económicas no son nuestras:
Vendemos productos primarios a bajos precios para comprar
productos terminados mucho más caros (así comienzan las deudas). El turismo
nacional sólo mueve el capital de una ciudad a otra. El turismo internacional
le regresa el capital a sus países porque un gran porcentaje vuela en sus
aerolíneas de casa y se hospeda en cadenas hoteleras extranjeras. ¡Ah! Y que Dios
nos ampare de huracanas, Fiebre Porcina, Inundaciones, Zetas, etc., porque eso
nos da en la torre con el turismo. Pregúntenle a Veracruz si me equivoco. Las
remesas, ¿cómo el dinero que nos mandan del gabacho es de las entradas más
importantes de capital? ¡¡No me lo explico!!
¿Cómo genera riqueza un país? Con su industria. Punto.
Dentro o fuera de casa. Esa ha sido la gran diferencia entre los países ricos y
los países pobres a lo largo de la historia. Al parecer no hemos aprendido de
ella. No tenemos dinero para invertirle, es una realidad, pero no por eso
deberíamos de evitar se invierta en esta variable porque es vital. Al final de
cuentas, aunque las utilidades sí se vayan al extranjero, las empresas
generarían empleos a los mexicanos (sí, se pueden poner ese tipo de restricciones),
las empresas pagarían impuestos (sí, si sólo los cobráramos), las empresas
podrían desarrollar programas ecológicos (sí, si lo demandáramos).
¿Por qué no? No tiene nada de malo abrirnos poniendo
nosotros nuestras condiciones. Eso han hecho varias naciones que ahora son
punta de lanza en cuestión económica.
Seguimos valiéndonos del petróleo. Señores, los países
ricos, aquellos que nos compran el crudo (para vendérnoslo procesado, cabe
recordar), están invirtiendo en otras fuentes de energía. Tal vez faltan MUCHOS
años para que dejemos de utilizarlo; sin embargo, llegará el día en que nos
dejen de comprar porque ya no lo van a necesitar. ¿Qué vamos a hacer cuando suceda
eso? ¿Dónde están nuestras investigaciones o proyectos para explotar y
desarrollar otras fuentes de energía? Aún en pañales, si hay tales.
Siento que me van a linchar con esta propuesta, espero no
reclamen mi cabeza pronto; pero en serio, ¿es muy malo ver al país como una
empresa? Al final de cuentas se trata de saber en qué invertir para generar
utilidades y si no se descuida al capital humano en el proceso, todos ganamos.
Por eso sigo diciendo, cuando se trata de política hay que ser astutos. Deberíamos
de demandar representantes astutos y mejor aún, pedirles nos rindan cuentas.
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