Carnation, Lily, Lily, Rose
John Singer Sargent, 1886
Siempre me traumó mucho no tener el talento ni la paciencia para pintar o tocar algún instrumento. Carecer de la dedicación y determinación que esas corrientes requieren.
Hace no mucho leí en un blog sobre pintura que un artista no decide su carrera a los 18, 20 años, como todos los demás. Un artista empieza a experimentar con ella desde que es un niño; desde que sus manos pueden jugar con los instrumentos necesarios y se vuelve cada vez más grande su necesidad seguir haciéndolo.
Confieso me entristecí pensando que a mis casi 28 años y conociendo mi impaciencia tan propia de mí, difícilmente voy a poder desarrollar ese talento sí jamás me decidí a desarrollar.
Sin embargo, recordé un pequeño detalle: la primerita vez que yo agarré una pluma para empezar a escribir, estupideces claro está, no tenía más de 8 – 9 años. Tal cual, una mocosilla de primaria. Y sí, escribir sigue y seguirá siendo una necesidad cada vez más imperante en mi vida.
Como alguna vez le comenté a un amigo, cada que alguien me hace algún comentario sobre lo que publico en alguno de mis blogs o sobre algún cuento o poema mío, en verdad, siento como si me hubiera sacado la lotería. Escribir es lo mío. Siempre lo ha sido.
Me queda claro que escribir es de las carreras más difíciles en este país. Lo sé. También sé que todavía no confío al 100% en mi talento. ¿Para qué mentir? No obstante, también estoy consciente que poco a poco confío más en mí y que tarde o temprano tendré la determinación para no sólo compartir ese mi pequeño arte al mundo, sino para algún día hacer de él mi profesión.
Sé que algún día lo haré.
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