A todos nos ha pasado que empezando a salir con alguien, absolutamente todos los amigos acuden a nuestro rescate porque dicha personita tiene una famita, que no puede con ella. Bien sabido que se trata de todo un mujeriego/perra y quieren evitar terminemos como las cientos de personas a las que les ha roto el corazón: desvestidos y alborotados.
También nos ha pasado que pese a sus mejores intenciones, la legalidad de sus argumentos y ejemplos, y hasta de nuestro propio juicio, hay un no sé qué que no sé cómo nos obliga a jugárnoslas, puesto que peor quedarnos con la duda. Algo nos hace pensar que podría ser diferente esta vez (¡bien ilusos!).
¿Saben cuál es el problema? En realidad, bajo mi experiencia, hay un 95% de probabilidades de que no seamos la excepción a esa regla. A parte, ¿les digo algo? Duele más porque ya estábamos advertidos desde un principio, golpe justo al orgullo. Todas esas ilusiones de “tal vez sea diferente,” resuenan más cuando se rompen.
Antes tenía la fiel convicción que nada era peor que quedarse con la duda; ahora con el paso de los años, empiezo a dudar que tenía razón. Hay casos que en serio más vale aquí huyó que aquí quedó.
viernes, 30 de septiembre de 2011
The exception to the rule
Chocoaventura por
Rana Existencial
en
10:01
Debrayes
Buena Idea; Mala Idea
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