PRÓLOGO. Respirar y dejarme llevar

Hoy es uno de esos días en los que no sé porqué pero NECESITO escribir. Agarrar la compu, el papel, el lápiz, lo que sea, y dejarme llevar por las palabras. Escribir sobre qué, tampoco lo sé; sólo necesito respirar y comenzar. Antes que nada una disculpa por haber desaparecido este mes. En efecto, a pesar de mis miedos a lo desconocido, terminé yéndome de vacaciones al “gabacho.” Sin forma de describir cómo estuvo, mucho qué contar. Espero pronto tener listas mis experiencias, vivencias y chocoaventuras al respecto; claro, junto con las fotos respectivas. 20 días de viaje, no son fáciles de resumir; sumando a eso que por el trabajo y la vida diaria es difícil sentarse a contar todo lo que ahora parece un sueño.

En fin, respira y déjate llevar. Casi llegan las 25 primaveras,4 días. Hoy es aniversario del natalicio del Ernesto Che Guevara, 81 años, día especial para mí. Hoy, hoy me pregunto una vez más, qué quiero, qué quiero de mi vida. Siempre he sido esta mujer independiente, libre, segura en general. Diferente.

Por ejemplo, de niña, como a los 10 - 11, recuerdo una plática en la cual apoyaba lo que hoy llamamos unión libre, sin saber realmente qué era. “Antes de casarme, quiero vivir con mi novio, saber realmente que no nos vamos a matar a los 3 meses antes de firmar el papel” (paráfrasis de lo que recuerdo haber dicho a mis amigas de la primaria). ¿De dónde saqué esa idea, más a ESA edad? No lo sé. Todavía sigo pensando así. Vamos, recuerdo el cumple del Che, año tras año. Y su aniversario luctuoso en Octubre, sin considerarme de tendencias socialistas. Sólo es mi héroe personal. Desde mocosa también añoraba con entrar a la Universidad, tener una carrera. A la fecha, no dejo de pensar en estudiar una maestría. Me emociono cada que entro a una biblioteca o visito universidades. Ya se imaginaran; fui feliz en EUA, visitando las grandes y famosas universidades. Nunca fue mi máximo tener novio, es lindo estar en una relación, evidentemente, pero nunca fue prioridad en mi vida. Por muchos años siempre fue más importante mi vida profesional, mi preparación, mi vida social, salir, irme de viaje, divertirme. YO. No estoy diciendo que me la he pasado sola, he salido mucho. Sin embargo, el problema es que de casual y sin verdadero significado, extremadamente pocas ocasiones ha evolucionado. Triste, pero cierto. Y la verdad es que antes no me molestaba, vivía exactamente como quería vivir.

Ahora el problema se encara. Antes estaba bien, seguro. La odisea es encontrar lo que no conozco y por ende no sé cómo buscar. Aceptar qué busco eso que quiero encontrar. Por muchos años negué que quería una relación estable, madura, blablabla; todo aquello que el resto de la población femenina (la normalidad), busca toodaaa su vida. Hoy, por fin, puedo decir qué no me molestaría en absoluto. Conocer a alguien con quien congenie, me divierta, me entienda y acepte (viceversa, por supuesto). Eso es complicado, cuando estás acostumbrada a estar por tu cuenta por tantos años. Es difícil. Soy de esas personas desconfiadas, abrirme a los demás, nunca. Cuando realmente me desplomo, me desplomo a solas; pocas personas me verán destruida. No puedo. Va en contra de mis principios. Aprendí a estar sola y a no depender de nadie más. He aquí mi dilema. No sé cómo ser linda y delicada como las demás mujeres. No quiero ser linda, delicada y dependiente, es patético eso. Lamentablemente, posiblemente no sea algo malo, pero estoy segura no es bueno. No en un país machista. Tristemente, ya llegué a ese punto en el que me siento sola. Bastante sola. Creo que eso ya lo había comentado anteriormente. En fin, como las malas lenguas dicen: algún día, algún día. Mientras tanto respirar y dejarme llevar.