Sí, ya tengo 29, Pre 30 como me gusta
decirle. Literal: cómo han pasado los años. Mis amigos y conocidos ya se están casando, algunos teniendo hijos,
otros tal vez pensando si se divorcian. ¿Yo? Yo sigo tratando de resolver esta
crisis existencial en la que se ha convertido mi vida desde, mmm, ya perdí la
cuenta.
No sé si a todos ya les llegó la
factura, tal vez no, pero a mí sí. Ya estoy sintiendo los cambios mal pedo. A mi edad – típica frase de viejita achacosa,
ya prefiero quedarme en casa y ver movies que irme de fiesta para tomar como si
se fuera a acabar el mundo. No tener un plan un viernes o sábado no desata una guerra
mundial como antes. Las crudas, esas
benditas crudas que me han llegado a durar días completos. Probablemente por
eso ya no me importa tanto salir. Ya no me importa tanto cómo me visto, tennis,
flats, una sudadera dan el gatazo,
entre más grunch mejor. ¿Tacones? Se ven lindos en mi armario.
Tengo unos dolores de espalda y
cuello espantosos. Eso sí fue de abuelita, pero tristemente 100% real. ¿Hacer
ejercicio? Bueno, eso ni a los 15 se me dio. No tiene mucho tiempo, que empecé a pensar, ahora sí de
veritas de veritas, en cosas como mi “plan de retiro.” Necesitaré mucho dinero
para congelarme a los 40 como lo tengo planeado.
El dinero ya no lo es todo, es
importante, pero no tanto como no poder disfrutar el tiempo o hacer algo que me
gusta. Y sí, cada vez me pregunto más si algún día me casaré o tendré hijos, si
ya es hora de ponerle una velita a San Antonio mientras está de cabeza deseando
no me vuelva solterona o tal vez sea hora de resignarme a que ese avión ya voló. Como sea, la vida sigue.
Sí, a mis casi 30 es cuando me
empieza a importar el tema. Eso cambió
en mi vida a mis Pre30s, ¿la tuya cómo cambió?
0 Testimonios:
Publicar un comentario