Estos días viviendo sola, he llegado a una sola conclusión: ¡Odio que me hayan acostumbrado a siempre comer en casa! Bueno, en sí, no lo odiaría si supiera o de menos me gustara cocinar; pero no, cada día lo compruebo más.
Tan me choca que hay días que llego en la noche, muertísima claro, me echo a ver la tele y cuando menos me lo espero me acuerdo que “¡Oh Fuck, no preparé nada para llevarme al día siguiente al trabajo!” Obvio, a las 10 de la noche ni ganas de empezar algo. Esto se ha traducido en que literal algunas veces me he llevado una latita de atún con un par de limones para aguantar la jornada laboral.
Sé hacer lo básico. Ya saben: carne, pasta, guisadines sencillos. Sin embargo, mis habilidades culinarias no avanzan de ahí. Tal vez no me molestaría intentar aprender a cocinar, aunque no me encante. La traba principal es que no tengo una rutina completamente estable. Así como hay días que podría llegar a las 5 o incluso antes, hay días que no regreso a las casa hasta las 9:30 – 10 pm (no son muchos, pero los ha habido). Eso es lo complicado: hacer algo esas noche que ya no quiero hacer nada es imposible.
Ya compré unas revistitas (hace mes y medio), con unas recetas que se ven coquetas. ¿Quién sabe? Igual y uno de estos días me vuelvo experta en esto del arte de la cocina (¡Sí, como no!). Mientras tanto, ni modo, a seguir comiendo los básicos esperando no engorde o me desnutra.
miércoles, 6 de julio de 2011
El viejo arte de la cocina
Chocoaventura por
Rana Existencial
en
11:03
Debrayes
Home Sweet Home
,
Sólo un ratito de Grinches
,
Un poco de esto; un poco de aquello
0 Testimonios:
Publicar un comentario