En general, todo se resume a “eres lo que piensas.”
Por ejemplo, si creo que no valgo nada, ¡Concedido! Me estoy programando para no servir para nada. Tomaré pésimas decisiones, atraeré fracasos, mala suerte y desdicha.
Si por el contrario, creo que soy estupendo, mi cerebro se condicionará a tomar las decisiones que vayan de acuerdo a esta premisa. Claro, no todo funcionará fantásticamente durante toda la extensión de mi vida, pero al menos, seré de aquellos que no sólo siempre se levantan tras las caídas, además aprenden a no caer por esa causa particular.
Entonces, en conclusión, lo único que puedo decirle es que si quiere lograr algo, comience creyéndolo, viéndose capaz de realizarlo. Ese es el mero inicio del éxito.
PD: las notas visuales son de gran ayuda a refrendar esa idea; así que comience a pegar post-its cursis/positivos en su espejo para creerselo.
0 Testimonios:
Publicar un comentario