Cuántas veces no hemos escuchado: vivir al máximo, como si fuera el último día. Cuántos son quienes en realidad se toman esas palabras en serio. Creo que es el mismo porcentaje de quienes llegan a la educación universitaria en nuestro país. El dinero es más importante y para tener dinero, es necesario trabajar. Mientras más trabajamos, más gastamos; mientras más gastamos, más nos endeudamos, ya saben para dónde voy. De hecho, el dinero no es lo único que nos preocupa: la familia, el amor, la seguridad, la estabilidad.
Como si tuviéramos la vida comprada; nos enseñaron a dedicarnos a trabajar HOY, para poderlo disfrutar MAÑANA (bueno, en varios años, casi casi, por ahí del retiro). ¿Cuándo es el momento para pensar en nosotros, consentirnos a nosotros? Simplemente disfrutar.
En general, nuestra vida es cómoda en los mejores de los casos, ni cómo negarlo; sin embargo, eso tiene un precio que puede llegar a ser muy alto. En realidad, si nos fuéramos hoy, ¿nos iríamos con el mejor sabor de boca o se irían algunos arrepentimientos con nosotros?
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