Decir adiós nunca es fácil. Ni aunque sea de forma anunciada. Ni de pequeños ni siendo adultos. Aún cuando hayan pasado años, hayamos continuado con nuestras vidas, siempre hay momentos en los que volteamos, miramos ese pequeño vacío que se quedó y PAM! No están. Sí, ya sé: Ahí están, viéndonos, cuidándonos, queriéndonos. Sigue siendo difícil.
De vez en cuando, pienso en ti. Eres en quien más pienso. A quién más le dedico mis victorias, a quien más siento en las derrotas. A quien después de todos estos años sigo extrañando. Nunca te dije, es más, creo que nunca me había dado cuenta hasta ahorita, pero aprendí muchísimo de ti. Ayudar a quienes más lo necesitaban (aunque sea algo que hago contadas ocasiones). A ser apasionada en lo que haga y disfrutarlo. A ser fuerte. A ser yo misma siempre. A no ser tan seria. A escuchar y ser empática. A gozar y reírme de la vida.
Sabes, siempre disfruté cuando te desahogabas conmigo. Me encantaba que confiaras en mí pa guardar tus secretos o sacar lo que te dolía. Supongo que ya lo sabes. Me arrepentí por no haber aprovechado el tiempo que quedaba; me sentí culpable por años (creo que todavía un poco). Sin embargo, estoy feliz de haber pasado tantos veranos y semanas santas contigo. Gracias por siempre haber mandado al diablo a mi madre cuando me mandaba “castigada.” JA! Eso siempre rockeó; siempre rockeaste. Gracias, gracias, gracias por haberte acordado de lo que te dije aquella vez que te marqué. Nunca lo voy a olvidar. Nunca te voy a olvidar.
sábado, 26 de diciembre de 2009
Por aquellos que se van y nosotros que nos quedamos
Chocoaventura por
Rana Existencial
en
22:08
Debrayes
Inner shit
0 Testimonios:
Publicar un comentario